Propuesta del concurso Hospedería en Herrera del Duque (Badajoz)
Mayo 2010_aiarq
La propuesta nace de la reflexión sobre la arquitectura de los antiguos conventos. Estas construcciones se realizan con una planta de forma cuadrada, donde las edificaciones se sitúan en sus límites conformando un patio central, que dota de luz y ventilación a las diferentes estancias al mismo tiempo que sirve de lugar de recogimiento, actividad primordial en la vida monacal. En esta disposición, la iglesia, edificio de vital importancia, se sitúa al norte del patio.
Los conventos de los monjes observantes destacan además, por la precariedad y variedad de los materiales (mampostería, cantería, ladrillo, etc.). Funcionando todo ello de acuerdo con la sencillez, sobriedad y escasez de elementos decorativos propios de la arquitectura popular del momento.
Nuestra propuesta sigue el esquema de un convento, los edificios forman una sucesión de patios según los diferentes usos que albergan en ellos. Se conserva el primer patio continuando las arcadas que conforman el claustro original y a partir de este punto se originan el resto de los patios.
Para generar y potenciar la entrada, este primer patio modifica uno de sus lados, moviéndose hasta el lugar de entrada. Este movimiento se refleja en el resto de los patios. Al cambiar el ritmo, el claustro adquiere una nueva dimensión a la vez que se relaciona directamente con el resto de sus congéneres, creando una relación directa entre ellos.
Cabe destacar la diferencia de cota de la parcela; los dos primeros patios, donde los usos son comunes, se encuentran a la misma cota de acceso, la relación entre ellos es directa. Sin embargo, el siguiente patio, que corresponde con las unidades de alojamiento; situadas hacia el sur, se encuentra dos metros más de altura, hay relación espacial y visual pero se distinguen verticalmente. En este último patio los edificios son más abiertos, de modo que se incentiva la visual hacia el castillo. Existe un cuarto patio que corresponde con la ampliación posterior del hotel. Esta ampliación habla de aumentar el número de habitaciones, por lo que está situado a la misma cota que el patio tercero. Se mantiene en él las miradas hacia el castillo, por lo que sigue el mismo ritmo potenciando las miradas hacia el monumento mediante aperturas.
El carácter de estos patios es de mística austeridad, con una pavimentación sencilla a modo de losetas de granito y con vegetación puntual. Es en el primer patio donde esta vegetación cobra mayor importancia y donde se quiere hacer un tributo a la vegetación típica de la zona, para ello quince olivos dominan el espacio. En el segundo patio un leve estanque de agua se prolonga desde el SPA, destacando la importancia del agua en estos conventos. El tercer patio alberga la piscina del hotel, más vinculada a la zona de habitaciones.
De los elementos de cubrición destaca una gran cubierta de madera que corona los edificios del patio principal. La misma cubierta se adelanta hacia la entrada invitando al viandante a entrar y disfrutar de las diversas instalaciones.
Los huecos provocados por el movimiento de las piezas de habitación están marcados por unas lamas de madera, que permiten el paso de la luz y la vista exterior-interior a la vez que sirven de cerramiento exterior e impiden el paso.
Los materiales empleados son los habituales en la construcción característica de los pueblos, así se emplea el granito para las zonas comunes y baldosas cerámicas con acabado similar al hormigón para el interior. Los revestimientos verticales se limitan a un encalado típico de estas zonas. De esta forma, el edificio se confunde con el resto de la edificación aledaña, integrándose y formando parte natural de su entorno. Algunos huecos se rematan con madera, introduciendo así otro punto común a la arquitectura tradicional.
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