Desde el 31 de Diciembre anda suelto un virus llamado LSP, lejos de exterminarlo ha germinado en los seres más débiles de nuestro país y tarde o temprano (probablemente el 26 de abril, es decir, mañana) termine por contagiarnos irremediablemente, aunque hayamos hecho lo posible para evitarlo. El caso es que este virus nos condena a alejarnos cada vez más de lo que es la arquitectura, "libera" (más bien condena) los mercados. Si hasta hoy podíamos hacer una crítica dura de muchos de los edificios que se construían en nuestro país, de aquí en adelante lo poco que se construya puede que no sea ni arquitectura.
Desde aiarq nos unimos al mensaje que hoy debemos expresar, al menos, todos los arquitectos y amantes de la arquitectura y por extensión, todos nuestros familiares, que para eso nos han pagado la carrera: Di no a la LSP.
Ahora, para ahondar más el dedo en la llaga hago un pequeño inciso, casi incisión. ¿Os acordáis de aquel anuncio de trabajo en el importante estudio de Teresa Sapey? Bien, obviamente la cosa no ha mejorado, ¿qué es lo que nos espera de ahora en adelante? No se si tengo miedo, tristeza o impotencia, pero muy bien no me siento. De hecho, para irme haciendo a la idea he estado buscando un poquito porque al final hay que "atarse la manta a la cabeza" y salir corriendo de este país.
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